domingo, julio 25, 2021

Calor y patriotas

 Ya he bajado las maletas del altillo

La casa de Santa Pola estará hecha un desastre. Me tocará limpiar una semana para ponerla en marcha.

Los niños ya no quieren playa con mamá y papá. No son tan niños.

Me da una pereza enorme pensar en qué ropa meter.

Horror vacui y otros horrores

Los chicos del PP han organizado unas jornadas y las han llamado “Concordia, Constitución y Patriotismo”. Me meo. Estos patriotas dicen que les mola que el tal Rutte vigile a España desde Holanda (creo que hoy se dice Países Bajos) y luego le llaman hijo de puta. Qué elegantes, qué pereza. Y las maletas ahí están. Joder, qué calor.

Unas jornadas llenas de intelectuales. Otro tipo de estos de la vieja guardia dijo que nada de Guerra Civil, que menos mal, que el Gobierno de la República tuvo la culpa de todo. Jijijiji. Hizo bien en decirlo, con dos cojones.

Y estos dos habían sido ministros. La cosa es que crece el nivel del intelecto de los pensadores del PP, así todos reunidos en torno a Casado (y a tu mesa, Señor, que así son los hijos de la Iglesia) que asistía complacido a las enormidades que a cada uno le daba por soltar por su boquita. Casado moderando tanta materia gris, y  yo aquí que me da no sé qué no meter en la maleta alguna ropita de abrigo. Ya sé que hace mucho calor, pero luego por las noches, después del 15, refresca.  El final del verano tiene lo que tiene.

Todo esto va a ser lo de la Ley para la Memoria Democrática que acaba de aprobar el Gobierno, que los tiene como enfermos de la parte de los higadillos. ¿Qué les pasará por la cabeza?

Cuarenta años soportando la vergüenza de las cruces junto a la iglesia de cada pueblo enumerando a cada uno de los muertos de aquel bando y ensalzando su valor; y cuarenta más sorteando la verdad, la justicia y la reparación, por no sé qué cojones de ‘reconciliación’ que pretenden que creamos que supuso la transición, tolerando la reivindicación del golpe de Estado y la exaltación de los golpistas en pleno siglo XXI. Cuarenta años de persecución política, de represalias, de exilios, de injusticias, de mentiras, de terror; y cuarenta más jugando a la ‘gallinita ciega’ y haciendo como que todo está perdonado y reparado por el mero hecho de que los rojos ya podemos decir que lo somos sin miedo a la Brigada Social. ¿Qué les pasará por la cabeza? ¿De verdad pensarán que la legalización de los partidos políticos compensa de tanta crueldad, de tanta humillación, de tanto miedo, de tanta mierda?

Tengo que quitar tanta gilipollez de las putas maletas. ¿Para qué coño quiere la niña que le lleve un vestidito si va a estar en bañador todas las vacaciones? Se acabaron los vestiditos y los pantaloncitos con raya. Camisetas y chanclas para todo el mundo. Pero eso creo que lo compro en Santa Pola y lo tiro cuando nos volvamos allí mismo. Tanta maleta, tanto zapato y tanta leche…

¡Se acabó! Niños, al coche. Cada uno su libro (no os pase como a estos del PP) y andando. ¡Si pudiera conseguir que se dejaran el móvil cargando en su habitación…! Pero los desconectaría del mundo, tampoco hace falta volverse cruel.

Y estos lumbreras que sigan reinventándose la Historia. Por lo del relato y eso. Que sigan añorando su pasado de tinieblas, pero ya callados. Porque ahora, reivindicar la barbarie va a estar prohibido, vitorear al genocida, va a estar prohibido y la sagrada libertad de expresión, esa que cercenaron para nosotros y ahora reivindican para sí, va a estar limitada a la poca vergüenza, a la mentira, a la apología del terror.

Se seguirán juntando en aquelarres de bochorno, claro, pero ya con las puertas cerradas. Que no les oigan los niños confundir los crímenes de guerra con la salvación de la patria, que son muy sensibles.

Y tú, al coche, sin vestidito y sin tablet. Te sobra con el WhatsApp.

(El primer domingo de agosto de 2016 escribí la primera entrada de este invento que, por ende, en este domingo cierra cinco años. El 22 de Agosto, mi hermana Maripepa accedió a hacer la primera ilustración genial y lo ha seguido haciendo sin fallar ni una -o casi-, aunque debo reconocer que a veces me las envía el domingo de madrugada y me hace sufrir mucho. No sé bien cuándo, decidí enviarlas a las nueve de la mañana de cada domingo, cometiendo la insolencia de convertirme en parte del desayuno de algunos amigos. ¡Gracias por aguantar!)

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, junio 27, 2021

Lo que dicen que pasa. Lo que pasa

Lo que dice Aznar, al que hay que seguir porque representa todo aquello de lo que hay que abominar para considerarse una persona de bien (un español de bien para usar sus propios términos), es que la reacción de los obispos catalanes y de la patronal es de apuntar y recordar.

 ¿Acojona o no acojona?

bofetón

También dice, con ese gesto insolente que invita al bofetón, que el PSOE viene llegando al poder por caminos espurios cada vez que se lo arrebata al Partido Popular. Y dice que hay que cumplir la ley, porque lo contrario de cumplirla es incumplirla (¿verdad?). Lo que no dice es a quién indultó su Gobierno, ni si cuando él indultaba también consideraba que incumplía la ley.

Estas construcciones de mentiras y medias mentiras le funcionan muy bien al presidente Aznar. Y tienen magnífica acogida entre su público.

Lo que dice Casado (el pobre) es difícil de repetir incluso para mí, que no le hurto al lenguaje las palabras malsonantes cuando las juzgo en contexto. Casado (el pobre) dice traición, insulto, golpe de Estado, abominación, judías con perdiz, blasfemia, delito de lesa humanidad… yo qué sé.

Abascal (al que importa nombrar porque lidera la tercera fuerza política del Estado, no porque diga nada que instruya lo más mínimo al respetable), dice patria. ¡Qué hermosura! ¡Patria! Y en este concepto engloba valores (patrios) que conducen al medievo y condenas (también patrias) para todos aquellos que nos han sacado de sus fauces. Henchido como un pavo (o acaso con la chaquetita dos tallas más pequeña), entona ardores guerreros y pomporrutas imperiales, vomita odio contra todo aquello que no comprende (que abarca tanto).

Arrimadas dice que no es un indulto, que es un insulto, porque le encantan los ripios. Solo que no se lo dice a nadie.

Y luego ya está lo que realmente pasa.

Pasa que este viernes ha entrado en vigor la ley que garantiza el derecho a procurarse una muerte digna. El otro día se aprobó la de protección integral de la infancia, está en ciernes la de transexualidad. Pasa que ayer dejó de ser obligatorio el uso de la mascarilla en el exterior, porque más de la mitad de la población, en un tiempo record, tiene al menos una dosis de vacuna en su cuerpo.

Pasa que las terrazas están petadas, que las empresas de construcción no dan abasto, y las de reformas te dan fecha para noviembre si tienes suerte. Los comercios llenos, las grandes superficies llenas. Las discotecas han vuelto a abrir también, se están celebrando conciertos controlados y la temporada que viene la peña podrá ir al fútbol.

Pasa que el salario mínimo interprofesional se acerca a pasos grandes a valores dignos y que el ingreso mínimo vital se ha hecho una realidad, por más que esté mal preparada la burocracia estatal para gestionarlo con más soltura. Que el fantástico (y carísimo) invento de los ERTE ha hecho soportables para muchos los efectos de una enfermedad que nos obligó a cerrar el mundo.

Pasa que están llegando no sé cuantos cientos de miles de millones a España, que el Gobierno, las comunidades autónomas, los ayuntamientos y el sector privado, se van a gastar en una estrategia que ha sido bendecida y aplaudida por la Unión Europea, a pesar de los esfuerzos de Casado (el pobre) en Bruselas, de paralizar estas remesas.

Pasa que los políticos independentistas presos ya no están presos y que, a lo mejor,  esto (que no hace daño a nadie) propicia un cambio, aunque sea leve, en las relaciones de la Generalitat con el Gobierno de España.

De manera que, echando un vistazo, resulta que ese clima irrespirable del que cada minuto nos dan cuenta informativos, redes y tertulias, en realidad no está. Esa ficción de crisis de valores, de rompimiento de España, de calamidad pública, de estrépito, no es más que eso, una ficción.

Pasa que, con todo, estamos capeando este temporal de mar muy gruesa con una dignidad que nadie se esperaba. Y a pesar de todo.

Y esto es lo irrespirable, este es el odio, esta es la bilis: no lo pueden soportar.

Así que vamos a estar o no de acuerdo con los indultos (esos que dice Arrimadas que son un insulto y Aznar que ofenden a todos los españoles, como si el tipo nos representara de verdad a todos), vamos a criticar la falta de agilidad del Gobierno en la tramitación de los ERTE, vamos a enfadarnos mucho con la subida de la luz, a estar muy pendientes de las familias que lo están pasando mal, vamos a estar o no dispuestos a que se nos practique la eutanasia o a defender unas u otras posiciones respecto a la libre elección del sexo de las personas…

Pero no nos vamos a rasgar las vestiduras.

Porque esta construcción de mentiras y medias mentiras con la que nos desencajan no se hará verdad a base de repetirlas por miles de veces, pero  sí habrá quien la compre y se sienta confortable en el discurso de la ‘vuelta a las esencias’: era tan sencillo todo… aquel orden de sacristías y partido único, de represión, de brazos en alto. Entonces involucionas y pasan las cosas que nunca debieron pasar (como el Brexit), y entonces los pasos atrás son difíciles de controlar.

Así que no vamos a salir a la calle con cacerolas y banderas gritando ¡libertad! No vamos a decir más que el Gobierno nos ha conducido al séptimo círculo del infierno (la herejía), arrastrados por el octavo (la violencia) de la mano del noveno (el fraude).

Por lo menos, yo no.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, junio 20, 2021

Más cojones, menos leyes

 (Hubiera debido escribir más gónadas, porque estaría dejando fuera a la población femenina, el tamaño de cuyos ovarios despierta, por lo que se ve, idéntico furor entre la población, pero he preferido ‘cojones’ por el uso común que de la expresión hacemos.)


Esto es lo que impera.


El Estado de Derecho es un coñazo: somete al hombre a la norma. Eso no puede ser. Bolsonaro lo sabe, Ayuso lo sabe: va contra el sagrado principio de la libertad del hombre y la de algunas mujeres.


Bolsonaro lo sabe y sus votantes lo tienen clarísimo. También los de Ayuso.


La nueva Rocío de España, la show-woman de la cámara madrileña, lo sabe mejor que nadie (o tan bien como muchos) porque ha estado delinquiendo en este país suyo hasta que le ha llegado por correspondencia el título de arquitecta, firmando proyectos técnicos para los que no estaba facultada. Como es lógico ella le reprocha eso mismo (lo de delinquir sin reparos) al señor Serigne Mbayé. Y así debe ser, porque el señor Serigne Mbayé es negro de toda negritud y ejercía de mantero, mientras ella es blanca, está casada con un Espinosa de los Monteros (de los Espinosa de los Montero de toda la vida) y estafaba con proyectos de un millón de euros, no con zapatillas a 5 pavos y gafas de imitación a 7.


En todo lo demás, se parecen bastante, aunque la sonrisa de Monasterio sea difícilmente comparable con nada. Los dos son españoles de avenida, ambos han trapicheado, uno y otro comparten la dignidad de haber sido elegidos democráticamente representantes del pueblo de Madrid. La única diferencia que encuentro (amén de las que a la vista están: el negro habla mucho peor el castellano) es que mientras una estafaba sin paliativos con la inestimable colaboración de su esposo, el otro no engañaba a nadie por más que se afanara a poner con pegamín un cocodrilo en las camisetas de a 15.

Con un par


Menos leyes, más ovarios, esto es lo que hace falta en el mundo. Las leyes para los negros que venden Rolex en el top-manta, no para las arquitectas de mentirijillas que falsifican proyectos de obra y convierten en viviendas no habitables lo que, en realidad, son naves sin licencia para habitar.


Porque, dígame ¿qué ley va a hacer que Felipe VI firme algo tan abominable como el indulto a un catalán? A ver, ¿de quién es la mano? ¿Del rey? Pues ahí lo tienes: a ver quién es el guapo que le hace estampar su firma en el pútrido documento que deja en libertad a quienes vituperaron a la patria y harto dolor causaron a la españolía de bien.


Y si firma (por mejor decir, cuando firme, porque un vistazo rápido a la Constitución no deja resquicio a la duda) será porque le pesan más las leyes que los cojones y eso no dice nada bueno de un rey que se precie.


Menos leyecitas de estas que hacen que todo sea incómodo. Menos gobernantes sometidos al imperio de la Ley, que las leyes están hechas para lo que están hechas, y Bolsonaro y Díaz Ayuso, así como sus respectivas feligresías (de muy amplio espectro, ya se ve), lo saben de sobra.


Menos leyes y, por qué no decirlo, menos negros. Que no es que tengamos nada contra ellos, que Rocío de España ya ha explicado que no se trata del color, sino del ínfimo respeto que muestran por la Ley, esa que ellos sí están obligados a observar con decoro y sumisión.


Y esto es, ni más ni menos, lo que se está llevando para esta temporada. Gobernantes con la catadura moral adecuada para situarse por encima de las instituciones y aplicar todas sus feromonas, no ya en conseguir determinados comportamientos de sus conciudadanos (que parece que sería su función) sino en que estos aplaudan los suyos, más cuanto más sean producto de sus gónadas.


Dejemos de hablar de política energética o de derechos sociales. Vamos a hablar de cojones, así, en genérico, que es lo que la peña entiende bien.


¿Qué dice? ¿Que una España verde y feminista? … Sí, ¡y mis cojones también!

Los dibujos son de mi hermana Maripepa

domingo, junio 13, 2021

Dos niñas

 Lo llaman violencia vicaria.

Se ejerce para causar el dolor más profundo. Infinitamente más intenso que el dolor físico. Un dolor que no se puede explicar: todo el dolor del mundo. Se inflige sobre quien más se ama. Esta vez, sobre tus hijas. Supongo que es la más sofisticada y sádica manifestación del ejercicio de la violencia machista.

Es extrema. Produce un dolor insoportable. Lo sabe él.

La infancia.

Se juntan tantas sensaciones, tantas repulsiones, tanto asco, tanta pena, que no es fácil hablar racionalmente de esto sin recurrir a la indignidad de intentar hacer el relato que más pena dé, que más odio provoque.

Ya se ha dicho ‘lacra de la sociedad’, se ha dicho ‘pandemia mundial’, se ha dicho ‘horror’, se ha dicho ‘pánico’. Incluso nos hemos hecho la ilusión de que estamos unánimemente de acuerdo en que es algo a erradicar para siempre.

Pero no. Ni siquiera eso es cierto.

Persiste entre nosotros, camuflado de esa suerte de equidistancia que lo enturbia todo, el sentimiento de que “no hay que enseñar a respetar a un gay, sino a respetar a todos”, que “no se enseña a no pegar a un negro, sino a no pegar a nadie”, que “no se enseña a un niño a no maltratar a una mujer, sino a no maltratar”.  El problema es, dicen, de aquel que quiere “diferenciar los respetos”. El mismo imbécil que publicó esta anormalidad en su muro de Facebook, puso después una vela blanca en señal de emocionado recuerdo de Olivia, y seguro que pondrá otra por Anna (cuando aparezca su cuerpo muerto), a la vez que inicia su campaña a favor de la cadena perpetua (o de la pena de muerte).

Vamos a ver, imbécil, sí: sí hay que enseñar a respetar a un gay, porque la homofobia da puto asco. Sí hay que decirle a los niños que no se pega a los negros, porque el racismo da puto asco, sí hay que enseñar que no se maltrata a una mujer, porque la violencia machista da puto asco. Sí hay que diferenciar los ‘respetos’, porque los problemas enormes que esta sociedad todavía esconde están donde están aunque tú te empeñes en camuflarlos. Cállate la puta boca, deja de intoxicar, lee un poco más y vete a tomar por culo: ese valor tuyo de la ‘equidad’, esa negación de la violencia, mata.

¡Cuidado con las equidistancias! Es el mismo discurso que Vox acaba de emplear para votar no a la Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, una de las más avanzadas del mundo que, entre otras muchas cosas, se cuida de proteger a los menores que padecen situaciones de violencia machista (¿verdad que sabemos a quién se refiere?). 268 votos a favor, 57 en contra y 16 abstenciones. Vox y el PNV la votaron en contra. El PNV por una cuestión de invasión competencial, Vox porque sabe que es dentro de la familia donde los niños están verdaderamente protegidos, fuera de las influencias de rojos y comunistas pro-etarras bolivarianos. Las abstenciones fueron de EH-Bildu, JuntsxCat, PDeCAT y Navarra Suma. Todos ellos, también el PNV, se ve, están demasiado preocupados por proteger el acervo de sus competencias como para pararse a pensar en Olivia y en Anna.

Vox representa en el Congreso de los Diputados el sentir de 3 640 063 votantes con los que ha obtenido 52 diputados. Es la tercera fuerza política de nuestro país, por el momento. Hoy, rigurosamente hoy, lidera a la derecha española en la plaza de Colón (Madrid). Y niega que exista la violencia machista.

¿De verdad piensa que estamos a salvo?

Laura Plaza de la Flor (Flora) de 82 años, en el Puente de Vallecas, Madrid, Conchi González de 56 años en Sestao, Alicia P. de 51 años en Majadahonda, Mari Carmen M. V. de 46 años en Torrejón de Ardoz, María Cruz de 48 años en El Molar, Jordina Martínez P. de 34 años en Manresa, Paula M. M. de 36 años en Mansilla de las Mulas, Pilar, de 50 años en La Bisbal del Penedès, María Soledad Moreno Parra de 60 años en Sagunto, Warda Ouchene de 28 años en Sa Pobla, Betty de 52 años en Creixell, Lucía Dotto Domingues de 42 años en Corbera de Llobregat, María Teresa Aladro Calvo de 48 años en Laviana, Katia Carolina A.B. de 35 años en Zaragoza, Nicoleta Clara de 41 años en Alovera, Alla Bukanocova de 48 años en Porqueres, Katherine de 58 años en Pozuelo de Alarcón, una mujer no conocida de 41 años en Valladolid, Elena Livigni de21 años en Ibiza, Rocío Caíz Pozo de 17 años en Estepa, Cristina N. T. de 33 años en Oza-Cesuras, Benita Corral Madrid de 57 años en Linares, Ana Elena G. F. de 29 años en Albolote, Ana Balboa de 22 años en Velle, R.L.A.B., 63 años en Ponferrada, una mujer desconocida de 94 años en Badia del Vallés, Antonia de 80 años en Madrid, Teresa de 91 años en Tarragona, Josefina E. P. de 85 años en Las Palmas de Gran Canaria, otra mujer desconocida de 77 años en Onda, Josefa (Pepita) de 82 años, en La Laguna,  Isabel de 11 años en El Molar, intzane Pujana de 32 años en Aizarnazabal,  Florina Gogos, 19 años en Albal, Margarita de 96 años en Calella, Inmaculada Nzang Mba Oyana de 43 años en Roquetas del Mar, Yanina de 20 años en Cembranos, Mohamed K. de 7 años en Sa Pobla, Olivia Gimeno Zimmerman, de 6 años en Güimar, y Anna Gimeno Zimmerman de 3 años, que también la esperamos en Güimar… ¿Se le ha hecho largo?

Todas ellas, no estuvieron a salvo.

El dibujo aterrador es de mi hermana Maripepa

domingo, junio 06, 2021

Pfizer, AstraZeneca o helado de vainilla

¿Lo decido yo?

No sé si me tengo que fiar de El Mundo, de El Diario, de las noticias de la 1 o de la 3, de La Razón o de El País, porque mi desconocimiento sobre vacunología es tan grande como se espera de mí.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ha dicho por activa y por pasiva que los beneficios de la vacuna fabricada por Oxford / AstraZeneca son superiores a sus riesgos, pero esto no parece ser suficiente para la mucha ciencia que demanda la sociedad. También lo ha destacado el Comité Asesor Mundial sobre Seguridad de las Vacunas (GACVS), organismo dependiente Naciones Unidas.

Pero nuestra ministra tiene dudas. Serias dudas.

¿Se debe inocular otra dosis de AstraZeneca a los ya vacunados con este producto en la primera?

¿Se debe prohibir el uso de este producto?

¿Se debe prohibir pero poco y solo para quienes, habiendo desarrollado la enfermedad y siendo mayores (o menores) de 46, constaten que algún pariente cercano ha tenido una tos muy fea en los últimos cinco años?

¿Se debe tomar partido en esta lucha intestina de intereses entre las grandes farmacéuticas?

Después de unas cuantas decisiones contradictorias (prohibir, desprohibir, repudiar, utilizar) y como esto es cosa que tanto importa a la cultura democrática de una nación (¿?), nuestra autoridad sanitaria resumió en dos las soluciones que consideró viables para despejar la incógnita, a saber: echarlo a votos o dejar libertad de elección.

Pero yo no sé nada del ARN mensajero (ARNm), que leo que es nada menos que una molécula de ARN de cadena simple, complementaria a una de las cadenas de ADN de un gen y que sale del núcleo celular y se mueve al citoplasma donde se fabrican las proteínas.

Con esta información extraída directamente de la página web Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, Maryland, Estados Unidos, ya podría yo diferenciar las vacunas basadas en ARNm o en adenovirus y tomar una decisión científica sobre lo que a mi cuerpo serrano conviene mejor, teniendo en cuenta, claro, que la estrategia de adenovirus es de vector viral.

Y por esta misma razón, intuyo, la ministra de Sanidad ha resuelto, entre las dos soluciones que consideró viables, dejarlo a la libre elección de la ciudadanía (o sea, hacerse un Ayuso) y que sea cada uno quién, previa firma del conveniente ‘consentimiento informado’ (¡informado!), determine si ha de ser inyectado por uno u otro fármaco.

¿En serio?

¿De verdad nuestra ministra de Sanidad concibe que somos cada uno de nosotros quienes debemos tomar la decisión de qué fármaco nos irá mejor?

¿Yo? ¿Usted? Nosotros no sabemos nada (NADA) de todo esto. Nada. Opinamos porque somos gilipollas y nos encanta meter mojá en todos los caldos, pero no sabemos nada. Y dejar esta responsabilidad en nuestras manos es, simplemente, no tener el coraje de tomar y mantener la decisión que científicamente esté más respaldada. Inhibirse aquí es cobardía. Inhibirse aquí es cagarla.

Pero aquí estamos. Y el momento va a llegar. Yo lo dejaré para el último minuto, como hago con la declaración de la renta o como el PP lo hará con lo de expedientar a Cospedal o no, según lo pringada que puedan demostrar que está en la ‘Púnica’.

Miraré a los ojos a la enfermera mientras me descubro el brazo. Pensaré en el vector viral, en el ARNm, en a cuál de las industrias farmacéuticas beneficiaré más con mi decisión, en las grandes verdades (quiénes somos, adónde vamos, de dónde venimos) y en el crítico momento, cuando la sanitaria se disponga a cargar la jeringuilla, cuando mi mente se apreste a tomar la decisión final, diré con voz firme: para mí, helado de vainilla.

La otra respuesta es: ¡y yo qué cojones sé! ¡Haga usted lo que le dé la gana!

El dibujo es de mi hermana Maripepa

domingo, mayo 30, 2021

El indulto

En realidad al PP el asunto de los indultos le importa un huevo.

Sin embargo le viene de perlas. Esas ocasiones que les pone Sánchez para el alboroto le garantizan semanas de ruido. De un ruido ensordecedor en este caso. De pechos henchidos y soflamas sobre las infamias a la patria. Saben hacer ruido. Lo saben hacer muy bien.

Sobre los indultos en cuestión no hay mucho que decir: el Gobierno hará un gesto que los políticos presos simularán no agradecer y lo hará porque se sabe en la obligación moral de bajar la tensión en Cataluña. Lo hará porque el delito de sedición no se lo cree nadie en Europa: para muestra ¡un Puigdemont! (que campa por sus respetos sin que ningún Gobierno europeo lo extradite); y para más muestra los tribunales internacionales revolcando las decisiones judiciales de los españoles cada vez que el asunto se ventila en cualquiera de ellos. Lo hará porque sabe (como sabemos todos) que las condenas fueron más que excesivas y que, si me apuras, hubiera bastado con la inhabilitación para cargo público de los revoltosos para conseguir la paz jurídica que busca el Derecho Penal con la aplicación de sus penas.

El informe del Tribunal Supremo sobre la cosa no tiene desperdicio. Se ve que tiene buenas razones el Partido Popular para mantener el Consejo General del Poder Judicial sin renovar, a pesar de mantenerse fuera de la Constitución que tan indecorosamente dicen defender. La Sala Segunda ha tachado la medida de ‘auto indulto’, como si el delincuente hubiera sido Pedro Sánchez, so pretexto de que la medida solo beneficia a la estabilidad del Gobierno (gran atropello este de procurar la estabilidad del Gobierno). Si el Tribunal Supremo tuviera una visión política de los asuntos que ventila (a lo mejor aún hay alguien que piensa que no), sería deseable que se la guardara para sí, porque decirle al Gobierno que no se fía de él, no parece que sea la actitud más correcta.

Se le podría exigir al Tribunal Supremo un tanto de lealtad institucional. Pero ¿cómo exigírsela al principal partido de la oposición si el propio Felipe González se burla del presidente del Gobierno con ocasión o sin ella y disfruta claramente ridiculizándolo (¡hasta en El Hormiguero!) desde su posición de señor muy rico que lo ha sido todo?

Si el señor que ha sido presidente del Gobierno frivoliza a costa del señor que ahora lo es, de su mismo partido ¿qué respeto cabe pedirle al que aspira a serlo desde el partido contrario?

Solo una pregunta más ¿qué les pasa a las viejas glorias del PSOE, menos a Zapatero, que se han vuelto tan de derechas y, para más inri, lo exhiben con tan poquísimo pudor?

La del indulto no es una cuestión jurídica. Es una cuestión de oportunidad política. Es una potestad constitucional que utiliza el Gobierno con toda legitimidad cuando, por razones que se escapan del Derecho, estima que debe anularse una pena aunque se considere justamente impuesta. La historia de los indultos es tan larga como compleja y la opinión pública se suele abstener de juzgarlos porque no siempre cuenta con los elementos suficientes para hacerlo (¿se ha preguntado cuántos se produjeron entre los cabecillas del golpe de Estado del 23-F y cuánto se ha hablado de ellos? Lo digo porque eso sí que fue un golpe de Estado). Este no será el caso, porque aquí hay un elemento revanchista del que la derecha política española sacará muy buen provecho, aunque sea intentando evitar otra foto de Colón, arengada por la ínclita Rosa Díez (otra exjefa del PSOE vuelta de extrema derecha). (Ahora estoy pensando que a lo mejor Rosa Díez fue siempre de extrema derecha y los compañeros del PSOE ni lo habían notado.)

El mundo independentista no agradecerá el indulto. Exigen amnistía. La amnistía consiste en dejar de considerar como delito una acción que supuso un reproche penal: ya no hay delito. Y los indepes catalanes lo exigen así porque en su discurso no cabe otra constante que la independencia y, por lo tanto, procurarla por cualquier medio les es legítimo. Así que para ellos no hay delito.

Saliendo con cuidadito para que nadie sospeche

El indulto no prejuzga sobre la comisión del delito, solo anula o disminuye la pena que fue impuesta por la conducta que la motivó. Y puede ser parcial, esto es, conmutando cierto tiempo o manteniendo ciertas penas accesorias, como la inhabilitación. Nadie lo quiere. Supongo que los presos (que no lo han solicitado) sí lo quieren, porque supone irse a casa. Pero no lo reconocerán. Quieren amnistía. Quieren independencia y así lo han reiterado. Lo volverán a hacer, han dicho.

Y entonces ¿por qué?

Los barones del PSOE (declarados en rebeldía desde que Pedro es Pedro) clamarán al cielo; la derecha española sobreactuará y se rasgará las vestiduras; la judicatura fascista (esa parte de la judicatura: la fascista) intentará revolcar el acuerdo por todos los medios; la ciudadanía encontrará muchísimas voces en contra y solo una a favor: se pondrá en contra. Por otra parte, el Presupuesto está aprobado y bien puede durar un par de añitos más (como el último) hasta el fin de la legislatura y, por lo tanto, los votos de ERC no parecen críticos para continuar en el poder. ¿Votará ERC en contra de la ley que prepara el Gobierno para topar los ‘beneficios caídos del cielo’* de las eléctricas por que no se haya concedido la amnistía de sus políticos presos?

Y entonces ¿por qué?

¿No podríamos pensar que el Gobierno considera de justicia que los políticos independentistas, presos por una sentencia judicial desmesurada a juicio de tantos, salgan de prisión y con ello baje cinco puntos la tensión en Cataluña?

¿No podría ser legítima su intención? ¿De verdad que no? ¿Aunque con esta medida se consigan, además, algunos votos que faciliten la acción parlamentaria?

Muchos, muchos, hablan de la deriva del Gobierno. Muchos. Pero de la deriva de la derecha española cada minuto más escorada al ridículo ¿hay alguien hablando? Porque hay mucho que decir.

 *Se llaman ‘beneficios caídos del cielo’ a los que las eléctricas obtienen de la energía nuclear e hidráulica, que se subasta al mismo precio que la conseguida en las centrales térmicas, con un coste de producción infinitamente inferior.

Y el dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, mayo 23, 2021

El grifo

 Las relaciones internacionales no son cosa fácil. O, dicho de otro modo, son cosa muy difícil. (Cuando parafraseo a Mariano Rajoy me siento un tipo importante). El verbo negociar se conjuga fatal cuando los interlocutores pertenecen a esferas del mundo tan distintas como la primera y la última. Es muy fácil decir Sáhara, es muy fácil decir miseria, es muy fácil decir opulencia, es muy fácil decir Frente Polisario, es muy fácil recordar aquella mítica Marcha Verde de 1975, casi muerto el dictador, el abandono a su suerte de aquel territorio que nos limitamos a esquilmar, sin aportarle nada, del que administrativamente aún somos responsables como Estado. Conjugarlo todo es más complejo. Y esto es África.

El Reino de Marruecos no es un dechado de virtudes democráticas que lidere pacíficamente la conexión entre la opulenta Europa y la miseria de África. No lo es. Pero las relaciones diplomáticas, por brillantes que resulten, no lo alejarán de Algeciras ni un metro ni, por lo tanto, del viejo continente. Va a seguir donde está.

Marruecos no tiene la bomba atómica. Su arma es biológica y no menos poderosa: un pueblo fácil de usar. Batido con la moral deleznable que permite activarlo contra el enemigo, el resultado es el pánico.   

La crisis del Tarajal es una crisis doméstica. Humanitaria para unos, migratoria para otros, diplomática para muchos, es una crisis que se juega en casa: Mohamed VI abrió el grifo y enchufó hacia Ceuta (y con menor intensidad hacia Melilla) el chorro humano de un pueblo en la indigencia. El resultado, pánico.

Y entonces ¿qué pasa?

Pues que un eurodiputado español resume la cuestión en twitter: ‘La víctima y la salvadora o el abusador y la idiota. Toda una representación de Europa haciendo el gilipollas.’

Otra diputada con serias dificultades cognitivas hablaba de la turgencia de los pechos de esa misma ‘salvadora’ que consolaba a un negro exhausto cuyo amigo yacía en la arena unos metros más allá.

El líder de Vox llamaba a las armas.

El líder del PP llamaba… no sé a qué cojones llamaba. (El líder del PP, a lo mejor se acuerda de cómo resolvió su jefe, con quince muertos, el similar conflicto que se desató en 2014 y lo hubiera preferido así).

Y desde Mohamed VI a Teodoro García Egea (el pobre), todos arrimaban a su propia sardina un ascua que ardía de podredumbre.

Nuestros prohombres y nuestras promujeres se han hecho sendos líos. Sendos putos líos.

De manera que vuelven las rutinas mundanas a campar por sus respetos después de los confinamientos varios, como si para salir de ellos fuera necesario barbarizar hasta el límite de la comprensión humana.

¿El abusador y la idiota? ¿La turgencia de sus pechos? La necedad no tiene límites.

¿Militarizar las fronteras? ¿Partir peras con Marruecos? No, no tiene límites.

Olvidar que la de España con Marruecos es la frontera más desigual del mundo es optar por saber nada. Ignorar que una franja de mar o un espigón son, en realidad, la frontera entre dos planetas, uno muy pobre y el otro muy rico, es elegir la estupidez.  

Después, la deslealtad, el oportunismo, la desvergüenza, el deshonor, se apoderan del discurso público. La mediocridad se hace fuerte. La irresponsabilidad compite con la vulgaridad y las dos ganan la batalla. Son más fuertes que la política, son más fuertes que el sentido común, pueden más que la ciencia y, desde luego, mucho más que el pensamiento.

Tanquetas en la playa del Tarajal.

Los sucesos de Tarajal, con un rey sátrapa que utiliza a su ciudadanía como arma que arrojar, un Gobierno que llena la playa de tanquetas (aunque no saliera de ellas ni un solo disparo) para que nos guarden de moros exhaustos, una oposición que se frota las manos y busca un tanto para anotarse y unos pocos centenares de hijos de puta que, con tal de tener algo que contar, tuitean obscenidades en contra de una muchacha que consuela a un negro, han sobrepasado toda posibilidad de comprensión de la condición humana.

En el otro lado, esa chica que abraza, ese chaval que saca a un bebé de un flotador, las personas que hacen su trabajo, salvando en lugar de arrasando las vidas de cuantos se habían lanzado al mar, nos hacen pensar que, a lo mejor, no todo está perdido.

El dibujo es de mi hermana Maripepa